sábado, 13 de agosto de 2011

EXTRAÑANDOTE EN LA DISTANCIA

 
Hoy no tengo otra cosa que hacer que pedirte perdón. Perdón por que no estoy cumpliendo nada de aquello que un dia escribí en esa mi primera carta. Esa en la que te decía que procuraría no inquietarte por las dificultades de su vida, por sus altibajos, esa Madre, esa carta que tantas veces leo y que luego no traslado a mi vida, a mi dia a dia...

Se que las cosas nos las pones en el camino para que nos demos cuenta de otras y que yo también complico mi camino de vez en cuando, diría que la mayoría de las veces por no decir siempre pero... es muy duro el camino, tan duro, que a veces, esas palabras que escuche de ti, se me olvidan por momentos y en el sendero de mi vida caigo donde siempre, con la misma piedra y me preocupo por las mismas preguntas que me has escuchado un ciento de veces... ¿Por qué? ¿Por qué Madre?.

Sabes todo a lo que me refiero, porque todo lo sabes de mi, todo eso lo sabes Tu y solo Tu, por que es a ti a la única a la que tengo el valor de contárselo y no puedo engañar por mucho que lo intente. Eres la única, que me da la valentía para que lo suelte todo y por ello la única que recibe mis riñas y mis enojos... A lo mejor si lo hablara tendrías menos desvelos por mi, por que se que los tienes, pero ya sabes Madre, todo lo que sucedió y el miedo que siento por eso...

Hay veces en las que pienso que posees una llave y abres los corazones y en este caso el mío, cada vez que se te antoja y que solo tu sabes hacerlo. Solo Tu y aunque me enfade, haces como Tomas, metes el dedo en la llaga, en mi llaga...la cual creo que es cada dia mas grande y profunda.

Por eso, llevo un tiempo en el intento de buscar una respuesta y siempre recibo la misma, desde aquella noche del trece de octubre, siempre llegan a mi mente las mismas frases, aquellas que dijiste por mi y solo a mi “No esperes a que yo actué mañana. Ya estoy actuando hoy y ahora en ti. Mi camino te mostrara la verdadera luz. No tengas miedo y confía en mi”, la cual aun no acabo de entender y eso Madre, es lo que mas anhelo...  Por supuesto que confío en ti, pero Madre ¿que luz me pides que busques...? ¿qué luz es la que no encuentro, por mucho que mire las estrellas cada noche?¿qué luz es aquella a la que llamas verdadera?¿Cuál es el camino del que me hablas Madre mía? ¿cuál?...¿dónde lo busco Señora...?

Bien sabes que amo al Pastorcito, por encima de todas las cosas, pero ese no creo que sea el camino por el que aquella noche me despabilaste la mente...Aunque tenga mucho que aprender de El aun, creo que te refieres a otro, que es otro el camino que me indicas, que es otra la senda que quieres que recorra. Si por mi fuera quisiera  una respuesta tuya ahora mismo, pero como muchas veces me dicen, “despacito, despacito...que al final te caes” y será así Madre, estará otra vez la misma piedra y ¡plooff!, al suelo de nuevo y vuelta a levantarme.

Desde aquí, a más de doscientos kilómetros, siento tu manto, ese que llaman de los Apóstoles, que me cubre y que me protege, pero yo nada..., vuelta a empezar con lo mismo, con la misma pataleta de siempre...me salgo para afuera y vuelta para adentro...y luego no me recriminas nada, sino que esperas impaciente a que vuelva a entrar para abrigarme como a todos tus hijos y me recoges con los brazos abiertos. Como siempre estarás en cualquier sitio, no importa donde ni tampoco la hora y se volverán a clavar tus ojos en mis entrañas y todo lo abre olvidado, pero siento que te estoy haciendo daño, siento que te duele todo esto que ahora estoy escribiendo, como si te lo estuviera gritando a las plantas de la reja de tu ermita. Si lo hago, puede que me quede mas tranquilo, puede que mi mente busque la respuesta a tus palabras...o a lo mejor, puede que me arrepienta por siempre, no lo se Madre, la verdad es que no tengo ni idea...

Madre perdóname, por no entender tus palabras. Perdóname por no ser como debería de ser y calcinarme tanto la cabeza con ese sinfín de cosas...perdóname Madre, ya te lo dije antes, no cumplí lo de mi primera carta. Perdóname Madre, sabes que soy débil y que sin ti, mi vida no tendría sentido y que pasan los días y en lo único que encuentro sentido es en tu cara, de la cual, cada dia estoy mas necesitado por lo mucho que te quiero...

Si hago esto, es por que me gustaría que cuando hablaras de mi con el Pastorcito cada noche, no le hablaras de tus preocupaciones por mi alma sino que fuera de mi felicidad y de las muchas veces que te doy las gracias a diario por darme un dia más para estar a vuestro lado, por que aun estando a miles de kilómetros de vosotros, sentiría que estoy a vuestro lado..

Madre, veo como caminamos por el desierto en el que se ha convertido mi vida, en el cual se van marcando las huellas de nuestro caminar de todos estos días en los que me siento ausente y sin ánimos ningunos para seguir adelante. Necesito perder mis huellas de ese desierto… necesito, que solo se vean las tuyas, sabiendo que eres tú la que me llevas en brazos como llevas al Pastorcito. Necesito de tu calor maternal y de ti para que mi mente deje de estar vagando por estas páginas en blanco como un vagabundo que no tiene donde ir. Necesito dejar de sentirme vacio, ausente… pero por mucho que lo pienso no encuentro al sol en el horizonte marcando el atardecer de esta etapa… El camino parece ser más largo que aquel que cogemos por Doñana para llegar a tus plantas, todos aquellos que ansiamos perdernos en el infinito de tu mirada solidaria y maternal.

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